jueves, 6 de agosto de 2015

River es el Rey de América

Copa Libertadores
El Millonario goleó 3 a 0 a Tigres y se consagro monarca continental por tercera vez en su historia.
River Plate se consagró hoy campeón de la Copa Libertadores de América, luego de 19 años de espera, tras superar con autoridad a Tigres, de México, por 3-0 en un colmado estadio Monumental.

El delantero Lucas Alario a los 44 minutos del primer tiempo; el uruguayo Carlos Sánchez, de penal, a los 29 minutos y Ramiro Funes Mori, a los 33m. del segundo, marcaron los goles de la victoria del equipo dirigido por Marcelo Gallardo.

El ‘Muñeco’, que por una suspensión no pudo estar en el banco de suplentes, se convirtió en el primero de la historia de River en ganar la Copa Libertadores como jugador, en 1996, y ahora como director técnico.
River, que levantó la Copa por tercera vez en 114 años de historia, tuvo la receta para jugar y ganar estos partidos decisivos y lo demostró al traerse un empate valioso de Monterrey. También tuvo la paciencia necesaria para abrir el partido y luego goleó a un rival al que pareció quedarle grande esta instancia.

Ahora, el equipo de Núñez viajará a Japón a disputar el Mundial de Clubes FIFA 2015 como dueño de América y sueña con una final con el Barcelona de Lionel Messi para sacarse la espina de 1996, cuando cayó con Juventus, de Italia.

El gol convertido por Alario, el mismo que llegó en el receso y definió la semifinal ante Guaraní en Asunción, tras una gran jugada de Leonel Vangioni, con caño incluído, sobre el final de un luchado primer tiempo fue la llave que tuvo el ‘Millonario’ para destrabar la final.

Merecida victoria y consagración para un equipo que superó muchas adversidades desde el inicio hasta el final de un certamen que parecía ser esquivo para la historia del club. Con momentos de buen fútbol pero también mostrando carácter cuando fue necesario.

La sufrida clasificación en la primera fase, eliminar al clásico Boca Juniors por segunda vez en seis meses, dejar en el camino a Cruzeiro en Brasil y superar una serie cerrada con un duro rival paraguayo como Guaraní fueron algunas de las gestas de este equipo.

A su vez como en las anteriores finales que terminaron en festejo, en 1986 y 1996, la lluvia también se hizo presente para darle un marco más emotivo al esperado y ansiado festejo.

River empezó nervioso, le costó entrar en juego y, por momentos, abusó de la pierna fuerte. Así fue que Leonardo Ponzio le aplicó una dura entrada a Javier Aquino pero no fue advertido por el árbitro. Lo contrario le sucedió a Lucas Alario, quien recibió la tarjeta amarilla por una falta innecesaria en el lateral sobre el argentino Guido Pizarro.

La intención que mostró el dueño de casa desde el inicio fue buscar el arco contrario con una presión alta para tapar la salida pero con la pelota en su poder las imprecisiones en una cancha rápida no ayudaban para romper el cerrojo de Tigres que apostaba por la velocidad de los volantes externos para salir rápido de contraataque.

De esta manera, el equipo conducido por el brasileño Ricardo “Tuca” Ferretti complicó al local como en la jugada que inició por derecha el veloz Jürgen Damm y que -tras enganchar adentro del área- cedió para el francés André Gignac, quien definió desviado. La otra de peligro nació de un error defensivo pero Ramiro Funes Mori llegó a cortar a tiempo cuando el brasileño Rafael Sobis se aprestaba a definir tras pase de Gignac.

El ataque de River era previsible porque no podía dar con la tecla que pudiera desactivar la defensa del equipo mexicano. El uruguayo Carlos Sánchez estuvo bien controlado por Javier Aquino y lo mismo sucedía con el tándem Vangioni-Bertolo en el sector contrario y ello perjudicó a la dupla compuesta por Fernando Cavenaghi y Lucas Alario.

Pero este elenco ‘millonario’ tiene un plus extra. Cuando se iba el primer tiempo, a un minuto del descanso, Vangioni se iluminó, tomó la pelota, se sacó la marca de encima con un caño y de reojo vio el pique en diagonal de Alario, quien de “palomita” conectó un centro preciso que se coló entre Guzmán y el primer palo.

El grito de gol bajo la lluvia que comenzaba a azotar con más fuerza hizo estallar al Monumental repleto que recién a los cinco minutos del descanso aflojó la algarabía y el aliento por el empuje de la ventaja que daba cierta tranquilidad para afrontar la segunda parte.

El equipo conducido por Matías Biscay, ayudante de Gallardo, desde el banco salió a jugar la segunda parte de otra manera. El gol le dio aire y golpeó al equipo mexicano que nunca le encontró la vuelta al partido.

A los 22m., Tigres tuvo otra buena aproximación pero el cabezazo de Aquino se fue varios metros arriba del travesaño de Marcelo Barovero, quien nunca fue exigido.

El penal que el propio Aquino le hizo a Sánchez y que el propio uruguayo transformó en gol empezó a cerrar una historia inolvidable para el pueblo ‘millonario’.

Para coronar la noche llegó el gol de Funes Mori, el de los tantos importantes, la ovación a Cavenaghi y el desahogo de los hinchas que se acordaron de Boca –también del famoso “Panadero” Napolitano- y que volvieron a festejar, después de largos 19 años.
Télam

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