martes, 17 de noviembre de 2015

Úrsula Díaz: “Encontré un refugio donde habitaban mis sueños y yo”

Úrsula Díaz: “Encontré un refugio donde habitaban mis sueños y yo”
montañista catamarqueña

Es la segunda mujer argentina que logra llegar a la cima del mundo. Se define como una “mujer salvaje” y enfatiza mucho que más que llegar a la cumbre lo importante es compartir, sentirse vivo y sentir la montaña.

Úrsula hizo flamear una bandera celeste y blanca en lo más alto. Dice que se inspira en la hazaña de José de San Martín, y que en cada techo o actividad física que realiza siempre está María Magdalena, su mamá, que falleció hace dos décadas.
-¿Cuándo empezó tu amor a la montaña y dónde?
- El que conoce Belén sabe que estamos rodeados de montañas, y una de las preguntas que siempre me hacía cuando niña era de donde venía el agua. Tal vez como todos los niños estaba llena de preguntas. Tenía entre 10 y 12 años. Mi mamá, que la tuve hasta esa edad, me decía del cerro hija, del cerro… 
En Belén, los docentes de la escuela N°6 nos llevaban caminando por el río hasta el dique para la Fiesta del Estudiante, y recuerdo que con mis compañeros varones nos trepábamos a la montaña. Eso me llevó a sentir que era parte de ella. Siempre buscamos un lugar y de alguna comencé a sentir afinidad por la naturaleza. Encontré un refugio donde habitaba mis sueños y yo. Me pregunté cómo esos animales son tan frágiles ante el hombre y tan fuertes ante la naturaleza. Los seres humanos somos así. 
-¿A qué edad te diste cuenta de que era tu pasión ser montañista? ¿Tu familia te acompañó en esta aventura? 
-Cuando fui al volcán Galán. En ese momento estudiaba el profesorado de Educación Física en el ISEF y con grupo de compañeros decidimos escalarlo. Recuerdo que no tenía zapatillas y un compañero me prestó. En el trayecto las rompí y con cinta de embalar las até para seguir caminando. La carpa que teníamos también se nos rompió. Sin embargo, y a pesar de todos los contratiempos que tuvimos, decidimos seguir en esto. Cuando llegué a la cumbre sentí un encuentro entre una niña con una mujer y sinceramente admiré a San Martín por todos sus acciones. Estaba feliz y ahí decidí hacer esto el resto de mi vida. En ese momento tenía 22 años. 
Recuerdo que cuando pasamos por Belén nos detuvimos en la casa de mi padre, quien nos había preparado una cazuela y me llevé naranjas de la planta que había en el fondo de mi casa. Cuando llegué a la cumbre comí una naranja y como era el día de la madre me sentí muy cerca de mi mamá, que ya hacía diez años que la había perdido. 
Sin darme cuenta y en la naturaleza la encuentro a ella. Salgo a correr y siento que hablo con ella o incluso cuando entreno. Son mis motivaciones para seguir. 
Tuve muchas oportunidades de viajar por el mundo y mis piernas y mi alma quieren volver siempre a Catamarca y a Belén.

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-¿Cómo concebís el andinismo y qué lo diferencia del turismo de aventura? 
-Sí hay diferencia. A través del turismo de aventura se empieza a escalar esta pasión. Muchos no consideran al montañismo como deporte. El montañismo es la composición de diversos deportes. En mi caso que competí en carreras de aventuras como el mountain bike, maratones, carreras de ultra resistencia. En Potreros de los Funes, San Luis, corrí 120 km y puedo dar fe de ello. Pasé límites físicos, pero que con el correr del tiempo te das cuenta lo importante que es lograr tus objetivos. 
-¿Podés nombrar las montañas más importante que escalaste?
De Catamarca, todas. Las que más me hicieron sufrir fue cuando emprendí el ascenso a Tres Cruces, macizo volcánico que separa a Atacama, en Chile, de Catamarca. Fui la primera mujer en hacerlo por la ruta argentina, nos costó muchísimo. Escalamos con tres personas más. Fue durísimo llegar y volver.
El espectáculo es increíble. En el Ojo del Salado llegué sola a la cumbre. Recomiendo ir con alguien siempre, en ese momento me sentía segura y tal vez por mi inmadurez lo hice de esa forma. Si puedo dar un consejo es que no se puede ir sola a la montaña.
-¿A dos años de su ascenso al Everest, ¿qué pensás cuando mirás atrás y recordás esa experiencia ? 
-Soy la segunda mujer de la Argentina en llegar a la meta. Pienso en cada uno de los días que pasé. Recuerdo que lloraba desde que me levantaba hasta que me acostaba. Cuando toqué la cumbre, sentí que lo había logrado y estaba feliz. A pesar del cansancio, en el cuerpo experimenté algo parecido al alivio. Estaba en el techo del mundo, podía volar. 
-¿Por qué llorabas? 
-Porque me costó mucho conseguir el dinero, mucha burocracia. Me hicieron ir de oficina en oficina todos los días, pero sin embargo eso me fortaleció y me lleva a hacer todo lo más correcto posible. Me entrené mucho para la hazaña. 
-¿Dónde te entrenabas? 
Hice resistencia y fuerza acá, y la adaptación en los Seismiles, creo que son la mejor forma de adaptación para el Everest. 
Tenemos dos sitios Ramsar con el objeto de proteger los humedales y los lugares que estén en peligro en extinción o que corren riesgo. En ese tiempo participaron más de veinte países. Argentina se suma a esta cumbre y los científicos que hacen este estudio sostienen que Argentina tiene sitios Ramsar que hay que protegerlos, y Catamarca recibió la certificación internacional. Esto es algo extraordinario que tengamos un sitio como los Seismiles, pero no tan solo eso, sino todo Antofagasta de la Sierra. Es importante porque tiene las tres variedades de flamencos rosados austral, andino y chilensis. 
Tenemos que concientizarnos de lo que tiene Catamarca, quien no conoce no lo ama y no lo cuida. El turismo que busca este destino es un turismo que protege y cuida. Además, tenemos una ley de área protegida que nos da una amplitud para todas las actividades y podes refugiarnos en ella. Antofagasta puede ser uno de los destinos que puede representar al norte argentino, hay más de 600 volcanes en esa porción de tierra, es extraordinario.
Tiene el volcán Galán con el diámetro más grande del mundo, el Nevado Ojo del Salado o el Pissis, los dos volcanes más grandes del mundo. El Pissis está totalmente en Catamarca. Tenemos además 16 volcanes que superan los 6 mil metros, y sí nos vamos a otras localidades de la provincia también es extraordinario como son por ejemplo Los Túneles de la Merced, Aconquija, la Capilla Sixtina, El Manchao, entre otras. 
La gente del mundo viene a conocer Catamarca y nosotros no conocemos nuestra provincia.
-¿Cómo definirías o explicarías lo que distingue al grupo montañero con otros grupos deportivos?  
-La gran diferencia radica en la competencia, no se compite con otros, competís con vos. Uno elige, decide, valora el descanso, sos responsable de alimentarte bien, tenés criterio y conocés la parte física. El montañismo te prepara para enfrentarte a situaciones de la vida; son como cada piedra antes de llegar a la cumbre. Cuando podés abrazar a tu familia o tomar un vaso de agua pensás en cómo pudiste hacer y te dan ganas para seguir haciendo. 
El montañismo es filosofía. En otros deportes competís y luego te vas a tu casa, en el montañismo te vas desgastando para llegar a un punto. Para los que somos creyentes es como si todos los días le entregáramos nuestro sufriente para llegar al Señor.
-¿Cómo te gustaría ser recordada? 
-Me gustaría decirles que no dejen de caminar y que todos tengan la posibilidad de lograr una cumbre y mirar desde arriba lo pequeños que somos. 
- ¿Cómo transmitís esos valores a tus alumnos…? 
-Que sean persistentes, que no se dejen avasallar por el cansancio del día. Quiero que logren sentir esa cosa finita que pasa por nuestro cuerpo que es la contracción de la actina y la miosina que se entrelazan para lograr la máxima energía. Quiero que se demuestren a ellos mismos hasta dónde pueden llegar. 
-¿Qué te gustaría agregar? 
Invitarlos a conocer Belén porque se darán cuenta de porqué existe la Fiesta del Poncho, El Shincal, Asampay, entre otras localidades. 
Que conozcan Belén porque tenemos una de las mejores uvas del mundo y porque nuestras nueces y cada una de los alimentos que usamos en las comidas regionales son de origen propio. Y que conozcan Belén porque  de ahí viene esta mujer salvaje.

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