La comisaría departamental de Belén, efectivos de la dependencia de Londres, además de efectivos de Investigaciones y la división Trata de Personas, continúan recorriendo la zona cercana a las Ruinas de El Shincal, en procura de verificar el dato que viene circulando desde la semana pasada, acerca de la presencia de María Cash por esos lugares del Oeste catamarqueño.
El dato lo manejaba Investigaciones y, en consecuencia, el fiscal dispuso un rastrillaje en la zona donde suelen acampar artesanos, la misma donde en julio de 2009 fue asesinado Sebastián Musacchio, cerca de las ruinas y del río Quimivil.
Asimismo, los investigadores están entrevistando a todas las personas que pudieran haber visto algo o que puedan aportar datos que corroboren la versión, pero hasta anoche la tarea seguía sin dar frutos.
En tal sentido, las rutas de acceso y salida del departamento Belén fueron sometidas a un operativo “cerrojo” para el caso de que la mujer intensamente buscada pudiera conducirse en algún vehículo.
La búsqueda continuará en los próximos días, aunque las expectativas de confirmar la presencia de la mujer en territorio catamarqueño ya casi están agotadas.
Destino incierto
La diseñadora había salido desde la terminal de Retiro, en la ciudad de Buenos Aires, el 4 de julio pasado para vender su ropa en la provincia de Jujuy, pero nunca llegó a destino. María Cash iba a encontrarse en esa ciudad con Juan Pablo Dumon, de 23 años, al que había conocido en un grupo de meditación llamado Sahaja Yoga, y aparentemente le proporcionaría casa y empleo en la provincia norteña.
El miércoles 6 de julio, la chica llamó al teléfono celular de su madre desde Salta, le dijo que estaba sin dinero y que estaba “angustiada y que no podía hablar más”. Esa fue la última comunicación que tuvo con la familia.
Días después, las imágenes de una cámara de seguridad mostraban a María en un puesto de peaje de una autopista salteña, donde subió a una camioneta bordó, cuyo conductor relató a la policía que la llevó hasta un paraje conocido como Cabeza de Buey. A partir de allí se perdió todo rastro, pese a que surgieron innumerables versiones que la ubicaban en Tucumán, en Santiago del Estero y ahora en Catamarca.
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