martes, 15 de marzo de 2016

Juzgan a dos policías por graves torturas cometidas en Belén

Mañana en la Cámara Penal Nº 3

Juan Ramón Valdez (48) y Patricia Saracho (45) habrían detenido a cuatro personas ilegalmente y las habrían sometido a crueldades.

Dos policías estarán sentados mañana en el banquillo de los acusados de la Cámara Penal Nº 3, donde deberán responder por una vieja causa de graves torturas en el marco de la investigación de una muerte violenta, mientras trabajaban en la comisaría de Londres, departamento Belén.

Javier Ramón Valdez (48) y Patricia del Valle Saracho (45) se desempeñaban en el año 2002 –fecha de la que datan los hechos nominados- como parte de la fuerza de seguridad brindando servicios en la mencionada dependencia.

El 31 de mayo de 2002, Nicolás Buenaventura Contreras prestó declaración testimonial en el marco de la investigación por la muerte de Dionisia Aybar, pero unos días después, el 5 de junio fue privado ilegítimamente de su libertad bajo amenazas por parte de Valdez. Para el fiscal de la Tercera Circunscripción Judicial, Jorge Flores, abusando de su autoridad y sin las formalidades requeridas, Valdez retuvo al denunciante en la comisaría. 

Los castigos empleados a los fines de hacerlo hablar fueron fuertes pisotones y el posterior encierro en el calabozo, donde lo torturó psicológicamente y además le propinó golpes de puño en el abdomen. A todo esto, la oficial Saracho se habría burlado de él mientras le sostenía los brazos para dejarlo indefenso y luego le dio varias cachetadas en el rostro. Antes de liberar a Buenaventura Contreras, Valdez lo amenazó con ir a buscarlo nuevamente.

La segunda víctima fue Juan Félix Balmaceda, quien el 3 de junio fue privado ilegítimamente de la libertad durante un día entero, durante el cual Valdez le exigía que le cuente lo que supiera mientras le pegaba puñetazos en el estómago y cachetadas en el rostro. La situación llegó al extremo cuando el policía le puso un arma reglamentaria en la boca a Balmaceda, para amenazarlo con que hable para que él no le dispare.

Antes, alrededor de las 8.30 de la mañana del 29 de mayo del mismo año, Juan Eduardo Calivar también terminó arrestado de forma ilegal en la comisaría de Londres. Valdez frente a Saracho –que estaba a cargo de la dependencia- y otro uniformado, luego de darle una paliza similar a los casos recién citados, lo sacó a un pasillo, donde lo obligó a permanecer de pie durante 24 horas. Totalmente adolorido, el arrestado pedía clemencia a otros efectivos, quienes le negaron el gesto humano aduciendo que cumplían órdenes superiores. 

A la mañana siguiente, un suboficial identificado como Adrián Díaz lo desvistió y comenzó a golpearlo tratándolo de “mentiroso” y “embustero” y lo encañonó, para luego liberarlo con la complicidad de Saracho, quien le hizo firmar las hojas de su libertad, el 31 de mayo.

Calivar volvió a ser detenido horas después, siempre de forma ilegítima y abusando de la autoridad y lo tuvieron otras 12 horas de pie y sin comer. Luego, el 4 de junio lo llevaron por tercera vez a la seccional para volver a tenerlo el día entero encerrado y sometido a golpes por parte de Valdez.

El último de los torturados fue Hugo Mario Romero, quien fue arrestado sin formalidades procesales el 30 de mayo y lo tuvieron desnudo y sometido a golpes en el abdomen y cachetadas en la cabeza, ordenándole que reconociera que el testigo Balmaceda había estado en un bar a determinada hora. La escena se repitió calcada el siguiente 4 de junio.

Imputaciones
A raíz de estos hechos, el fiscal Flores imputó a Juan Ramón Valdez por la comisión de los siguientes delitos: “Coautoría de torturas, torturas reiteradas, torturas y dos hechos de torturas en concurso real”.Por otra parte, Patricia Saracho fue imputada por coautoría de torturas.
Todos los detenidos y torturados padecieron con el tiempo graves secuelas por el desprecio a los derechos humanos sufridos. Calivar perdió la vida en 2006.

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