Hace 25 años fallecía Luis Franco, el escritor más prolífero y
representativo de la provincia, que sorprendió por la amplitud de
conocimientos sobre variados temas, que analizó, interpretó y volcó sus
ideas en medio centenar de obras. En sus escritos se adivinada su pasión
por la naturaleza, que lo llevó a profundizar en los misterios de los
seres vivos. El resultado fueron los numerosos ensayos y relatos cuyo
eje son los animales (“Los hijos de Llastay”, “Zoología de bolsillo”,
“Biografía Animales”, etc.) y las plantas (“Nuestro padre, el árbol”).
En ese pensamiento, también se podía advertir su concepción del hombre,
a quien consideraba como "un hijo natural de la zoología, legitimado
por la historia"
Fruto de sus indagaciones sobre la naturaleza humana, considerando la
“venerable dignidad de la función genésica y la perfecta equivalencia de
ambos sexos”, es el ensayo “La hembra humana”. En esta obra Franco
profundiza la problemática de la liberación sexual y social de la mujer,
analizándola desde lo más diversos puntos de vista.
Su interés por la historia, tanto nacional como universal, la filosofía
y las religiones lo motivó a escribir numerosos ensayos; entre los que
destacaron las biografías sobre personalidades a las que Franco admiraba
(“Walt Whitman”, “Hudson a caballo”, “Domingo F. Sarmiento”, “Sarmiento
y Martí”) o rechazaba (“Rosas entre anécdotas”, “De Rosas a Mitre”).
Luis Franco fue un destacado alumno en el Colegio Nacional, y un gran
curioso del mundo y de la vida, que ojeaba los libros mientras cuidaba
el arco, cuando jugaba al futbol con sus compañeros. Su curiosidad lo
llevó a estudiar cosas que no figuraban en los programas de estudio, ni
siquiera en la cabeza de los profesores.
En los años siguientes alternó su vida entre el ajetreo de la ciudad y
la vida campesina. La vida en el campo le proporcionaba la paz para
poder leer y estudiar, y la posibilidad de trabajar en forma
independiente, pero a veces necesitaba buscar información en bibliotecas
y librerías. En Buenos Aires trabajó en la Biblioteca Nacional del
Maestro, empleo que, al decir de Franco, le proporcionaba “una situación
muy modesta pero cómoda, con bastante tiempo libre”. En Belén trabajó
como labrador de una finca donde combinaba el cultivo de cereales y
pastos con el de la vid.
Murió un 1 de junio de 1988, próximo a cumplir sus 90 años, en un asilo
de ancianos de Ciudadela (Buenos Aires), donde transcurrió los últimos
años, sobrellevando la soledad y la pobreza.
En honor a este hombre de espíritu inquieto y de pensamiento
progresista, la Legislatura de la Provincia instituyó el 15 de noviembre
como “Día del Poeta Catamarqueño”, en conmemoración del natalicio de
Luis Leopoldo Franco, acaecido el 15 de noviembre de 1898 en la ciudad
de Belén.
A través de esta semblanza, elaborada a partir de un texto de la
profesora Celia Sarquís, la Secretaría de Estado de Cultura de la
provincia, recuerda al escritor catamarqueño de mayor trascendencia a
nivel nacional, cuyos restos descansan, desde 2011, en su Belén natal.
No hay comentarios:
Publicar un comentario