sábado, 28 de abril de 2012

Lucena pidió a los Borda que investiguen lo que había hecho Yoli para causarles ese problema

En una carta
Ayer se dio lectura a una respuesta a una carta escrita por el padre de Yolanda Borda, que llevaba la firma de Carlos Alberto Lucena.

Lucena pidió a los Borda que investiguen lo que había hecho Yoli para causarles ese problema La cuarta jornada del debate que se sigue en el Tribunal Oral Federal contra Juan Daniel Rauzzino y Carlos Alberto Lucena, concluyó ayer por la tarde con las declaraciones de cuatro familiares de los desaparecidos Nelly Yolanda Borda, Francisco Gregorio Ponce, Griselda Ponce y Julio Genaro Burgos. El miércoles se reiniciará una nueva audiencia.
Ayer, por secretaría se dio lectura a una carta firmada por el ex jefe del Regimiento de Infantería 17, Carlos Alberto Lucena, en respuesta a una misiva enviada por el padre de la joven belicha desaparecida, poniendo en conocimiento sobre las extrañas circunstancias en las que había sido detenida su hija, el 27 de enero de 1977, y solicitando ayuda del ex militar. Como respuesta, Lucena, estimó conveniente que la familia investigara el grupo de amistades de la joven, para conocer las razones por las que les había causado tal problema. También leyeron un extracto de una carta que dirigió a Luciano Benjamín Menéndez.

Dolor

Noemí Toledo, sobrina de Francisco Gregorio Ponce, Griselda Ponce y prima de Julio Burgos, fue la primera en declarar ante los Jueces que integran el tribunal.
La mujer tenía 13 años cuando fueron secuestrados sus parientes, ella se hizo cargo de la querella después del fallecimiento de su tía Felicinda, y ayer, como ya lo había hecho días atrás por este medio, recordó todo lo que le relató su tía sobre los secuestros.
La mujer, hizo mucho hincapié en la desaparición de su tío Francisco Gregorio, recordando que días antes de desaparecer, salieron a elegir un par de zapatillas. Ese día su tío le dijo que dos hombres policías los estaban siguiendo, y que creyó reconocer a sus vecinos de apellido Denett en ese procedimiento.
También relató que previamente al hecho, la casa de 9 de Julio al 1000, donde se produjeron los restantes secuestros, era constantemente vigilada por distintos hombres, que cambiaban de vehículos constantemente.

Hermanos Borda

Un hermano y dos hermanas mujeres de la estudiante de química Nelly Yolanda Borda, completaron la serie de testimoniales de la jornada. En un relato igual de duro y conmovedor que el de Noemí, -todos ellos fueron contenidos por un grupo de psicólogas- se conoció la rudeza con la que actuaron los secuestradores, y las últimas dos testigos terminaron por comprometer a Lucena.
Las dos mujeres coincidieron en la modalidad en la que se produjo la detención de la joven de 28 años. Mientras que el hermano, fue arrastrado violentamente por varios sujetos que portaban armas largas, desde su cama hasta la panadería, y no estuvo presente en ese momento.
El primero en ingresar a la sala, fue un hermano menor de Nelly, que en el momento del hecho contaba con 19 años. El familiar, comentó que después del hecho, observaron un “impresionante movimiento en la ciudad de Belén, de camiones y militares apostados en las veredas de la ciudad”.
En su declaración del año 2007, el hombre consideró que la desaparición de su hermana, estuvo enmarcada dentro de “un plan sistemático de terrorismo de Estado”, ayer volvió a ratificarlo.
La primera hermana mujer de Nelly en comparecer al estrado, confirmó que 15 días previos a la desaparición, sus otras hermanas eran perseguidas a todos lados por 2 o 3 hombres. Fue durante su narración que la querella hizo reconocer una carta escrita por su padre y dirigida al General Benjamín Menéndez, con la intención de indagar sobre el paradero de su hija.
El 27 de enero de 1977, fueron despertadas a los gritos y conducidas al patio, en donde las colocaron contra una pared y empezaron a preguntar sus nombres. “Si no contestás te voy a matar”, decía uno de los sujetos, de los que no pudo percibir su vestimenta, debido a que estaban encandilados por luces muy fuertes.
La mujer recordó que al día siguiente del episodio, fue llamada hasta una habitación de la vivienda, en donde se encontraba su padre, junto a varios militares, porque querían conocer sí convivía junto a su hermana en Tucumán. Ella escuchó que uno de los uniformados le gritaba: “retráctese, cuando nosotros actuamos lo hacemos con uniformes”, la respuesta del padre fue que su hija había desaparecido, mientras que ellos estaban allí.
Tiempo después comenzaron a recibir mensajes en clave, uno de ellos, implicó un viaje de su padre hasta la provincia de Jujuy en donde se encontró con un hombre de apellido Assaf, que le aseguró ver a Nelly por última vez en el arsenal Miguel Escuela, de Tucumán.
El siguiente testimonio, coincidió en varios puntos con los anteriores, salvo que en este se vislumbraron algunos datos que surgieron durante las averiguaciones que se libraron para conocer cuál había sido el destino de Yoli.
Ella comentó que cuando viajaron a Tucumán junto a su padre, supieron que el departamento en el que residía en Tucumán la joven, había sido allanado tiempo antes. Las investigaciones se realizaban en esa provincia, porque “Catamarca no actuaba y a la vez recibía órdenes de allí”, aseguró. También comentó que su padre le confió que en Belén habían encontrado helicópteros escondidos en un club, cuyo destino habría sido indagar sobre los universitarios que estaban en la guerrilla: “Mi papá lo tomó muy mal porque sabía que su hija no estaba en eso”.
Hasta el día de hoy, alguien nos cuenta que ese día había gente que apuntaba la casa con armas, manifestó la mujer que reveló que a causa de toda la situación, perdió un hijo al término de la gestación.

“El problema que causó”

Fragmento de la carta del entonces Jefe del Regimiento de Infantería 17, Carlos Alberto Lucena, al padre de Nelly Yolanda Borda, con fecha 18/02/1977, como una de las acciones tendientes a solicitar ayuda para conocer el paradero de su hija.
“Señor Borda, en la fecha hemos tomado conocimiento de los acontecimientos que son de interés para esta División, (...) Estimo como muy conveniente, que dialoguen con amigas y compañeras de su hija, buscando en ellas las respuestas a los problemas que podrían haber desencadenado en esta situación que le toca vivir a toda su familia”.

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