lunes, 15 de junio de 2015

El Camino del Inca en el pasado y el presente

Las culturas que habitaron el suelo americano se pierden en el tiempo y el desconocimiento, lo que se pudo rescatar, que es poco, permite interpretar el pasado a partir del dominio incaico en el NOA y las interpretaciones pre incaicas se disipan en medio de un pasado nebuloso, en algunos casos no solo por el paso del tiempo, sino por el asentamiento de una nueva cultura y su afán por la desaparición de lo que precedía y la práctica forzada de la cultura invasora.
El camino, ese espacio construido para desplazarse, ha sido el que permitió culturizar, fue la vía apropiada y elegida para llevar las buenas nuevas de los invasores hacia los dominados. Fueron los Incas los que construyeron miles de kilómetros de redes viales para comunicarse con los pueblos que dominaban y sometían.

Este camino Inca, conocido como Qhapaq Ñan, formaba nudos o encrucijadas para dar conectividad a cada uno de ellos. Se construyó entre 1.491 y 1.536 en este territorio: iba desde el antiguo Tucumán, pasando por El Shincal y Cuesta de Zapata, hacia el Centro y Norte de Chile pasando por el Paso de San Francisco en Tinogasta.

El pequeño Cuzco, o El Shincal como se conoce a este sitio arqueológico, se ubicaba (y se ubica) en medio de ese camino, cobrando una importancia tal, que le permitiría ser el gran centro distribuidor de caminos alternativos para dirigirse hacia distintos destinos, pero será el que atravesando la Sierra de Zapata, por la cuesta homónima, además del Tambillo y Palito Labrado, permitía llegar al territorio de los Abaucanes y ese otro sitio importante, como Huatungasta -Tinogasta- como una parada de reaprovisionamiento, antes de emprender la trepada cordillerana por San Francisco.

El camino fue construido y recorrido por nativos, pero posteriormente serán los colonizadores, con mínimas diferencias en su traza, los que aprovechando su construcción y comodidad, recorrerán buscando nuevos pueblos para someter. Este camino es el que actualmente  une a la región NOA con Chile, atravesando el Paso de San Francisco, y pasando por San Miguel de Tucumán, Concepción y Alpachiri, luego atravesando la Cuesta de El Clavillo, se interna en la provincia de Catamarca, pasando por Las Rosas, El Charquiadero, Alto de Las Juntas, El Lindero, El Alamito, Buena Vista, Agua de Las Palomas, entre otros pueblos de Aconquija; atravesando la cuesta de La Chilca llega a la ciudad de Andalgalá, luego por la cuesta de Belén llega a esta ciudad y pasa a Londres para llegar posteriormente a El Shincal.

En su largo y sinuoso recorrido pasa por las Cuestas de Palito Labrado, El Tambillo y Zapata, llega al territorio que perteneciera a Los Abaucanes en Tinogasta y desde ésta pueden dirigirse al departamento Famatina (La Rioja) o en dirección contraria hacia el Paso de San Francisco.

También fue utilizado por los españoles en su paso hacia Chile, y como una prueba acabada de esta aseveración, narraré un encuentro con un señor fallecido recientemente: “Hace algunos años he conocido al Dr. Rodolfo Raffino en la ciudad de Londres, mientras él trabajaba en la recuperación de la Ruinas del Shincal. En esa breve reunión me informaba que la Dra. Norma Ratto en pocos días más visitaría la las Ruinas de Watungasta, en un proyecto de rescate arqueológico de este sitio tan importante en el pasado y tan descuidado en el presente.

Días después la Dra. Ratto llega a Tinogasta, a las Ruinas de Watungasta, de inmediato me dirigí a saludarla, varias carpas poblaban la orilla del Río La Troya, pues la Dra. estaba acompañada de estudiantes avanzados de la Escuela de Arqueología de Catamarca. Los estudiantes que la acompañaban, eran varios, pero no puedo dejar de mencionar al arqueólogo, Martín Orgaz.

De ese contacto con el Dr. Raffino, tiempo después me llegó un sobre que este me lo enviaba, en su interior contenía un trabajo escrito de diez hojas titulado: “INKA ROAD RESEARCH AND ALMAGRO’S ROUTE BETWEEN ARGENTINA AND CHILE”, en este trabajo se realizó un estudio de la posible ruta que siguió Diego de Almagro en su paso conquistador.

Este escrito permaneció por mucho tiempo guardado en mi archivo. Cuando empiezo a investigar sobre la Cuesta de Zapata, El Shincal y Guatungasta, me viene a la memoria este obsequio del Dr. Raffino, desempolvándolo y con el auxilio de la traductora Cecilia Escalada, hoy empieza a formar parte de este trabajo sobre un camino integrador y que nuestros antepasados nos indicaron y nos legaron.

Por Hugo Alanis

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