DIJO QUE MARTÍNEZ AZAR NO RENUNCIÓ A LA DEFENSA
Aproximadamente a las 12.30 Juan de Dios Gutiérrez salió caminando por la puerta principal de ingreso de la Cámara Penal N° 3.
Estaba solo. Sin familiares o amigos que lo acompañaran en el comienzo del juicio. En la audiencia se enteró de que se había quedado sin abogado defensor por la ausencia de Gustavo Martínez Azar, que motivó que el Tribunal dictara el "abandono de defensa".
No obstante, Gutiérrez lo seguía reconociendo como su defensor. "Gustavo Martínez Azar sigue siendo mi abogado. La verdad que no sé cómo es que se manejan estas cosas, pero él sigue siendo mi abogado", manifestó cuando fue interceptado por un grupo de periodistas que se había quedado esperando su salida del edificio judicial.
Al ser consultado por el "abandono" del letrado, indicó que "él no me abandonó, él vino y estuvo conmigo, pero se enteró de que había habido casos de COVID y él es un hombre de riesgo y por eso se fue", remarcó e indicó que "luego tuvo problemas de conectividad y eso es lo que yo sé".
Al ser consultado sobre si será asesorado por un defensor oficial o si designará a un letrado particular, manifestó que "todo lo que me dijeron fue verbal, nadie me notificó nada por escrito así que para mí él sigue siendo mi abogado".
"No voy a responder más preguntas. No tengo nada más para decir", dijo antes de subir al taxi que lo esperaba, mal estacionado, pegado a la vereda de la Cámara Penal. Gutiérrez subió rápidamente bajo el grito de "violador".
Declaraciones
El martes a la tarde se conocieron las declaraciones de Gutiérrez en una entrevista exclusiva realizada por El Ancasti TV, en la que el acusado confesó el hecho.
Sin admitir que el hecho que se le endilga era un el delito, explicó su relación con la joven como si se tratara de un noviazgo.
"En primer lugar, le quiero pedir perdón a toda la grey católica, a mis hermanos en la fe. A toda la comunidad, no porque haya cometido algún delito, sino que me enamoré. En aquellos tiempos de los hechos que se me acusan era muy joven”, manifestó.
“Cuando se iniciaron estas acusaciones yo estuve detenido 36 días. Le quisiera preguntar a cualquiera lo que se siente estar 36 días detenido. Entonces cuando dicen que la Iglesia tuvo una protección digo no, de ningún modo, al contrario, yo siempre estuve a disposición de la Justicia. Y la Iglesia actuó de manera severa, me largó la mano, me bajó el pulgar”, aseguró.
Esta afirmación se contradice con lo manifestado por su anterior defensor, Guillermo Narváez, quien tras una reunión mantenida con el obispo Luis Urbanc le pidió que no dejara el cargo porque "había sido bendecido para lograr justicia".
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