Tenía 80 años y era el miembro más viejo de la banda.
Una noticia que sorprendió al mundo del rock. El célebre baterista de los Rolling Stones, Charlie Watts, murió este martes a la edad de 80 años, según ha dado a conocer su agente de prensa y que publicaron varios medios británicos.
Semanas atrás, la banda británica comunicó que Watts no podría acompañar a los integrantes del grupo en la gira que debe comenzar este mismo mes de septiembre. Tuvo que tomarse un descanso para recuperarse de un problema de salud.
“Con gran tristeza anunciamos la muerte de nuestro querido Charlie Watts”, afirmó su agente en un comunicado. “Falleció tranquilamente en un hospital de Londres hoy mismo, rodeado de su familia”, añadió.
Si Keith Richards siempre fue señalado como el alma de los Rolling Stones, Charlie Watts es el corazón. A lo largo de casi 60 años se convirtió en el nervio motor que mantuvo a la banda a tempo, aunó posiciones cuando los dos líderes se odiaron y aportó una musicalidad inédita a las canciones de la banda de rock más grande de todos los tiempos. Hoy está cumpliendo 80 años -algo que hubiese parecido un delirio en los '70- y si no está sobre un escenario es porque la pandemia de coronavirus así lo quiso.
Watts siempre fue el Stone más reservado, el que menos habló con la prensa y -también- uno de los jefes dentro de las giras y los estudios. Fueron Richards, Mick Jagger y Brian Jones quienes vieron su enorme potencial tocando para la Blues Incorporated de Alexis Korner y decidieron que debían contar con sus servicios para potenciar su incipiente grupo de covers bluseros.
El baterista, un estudiante universitario de arte fanático del jazz, se unió bajo la premisa de un cobro y nunca más abandonó su posición. “Él me permite volar en el escenario”, dijo Richards hace un par de años sobre sus virtudes para dotar a la banda de la base necesaria para que el tándem guitarrero pueda jugar sobre las canciones.
La gran característica detrás de su estilo es su capacidad para hacerse escuchar entre el ruido. Watts no necesita la espectacularidad de algunos de sus contemporáneos -John Bonham, Keith Moon- para resonar y otorgarle un timbre especial a las canciones.
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