viernes, 6 de noviembre de 2020

“Hay seis mujeres que esperan para denunciar por abuso al cura Pachado”

ENTREVISTA CON INGRID FIGUEROA

A días de realizarse la audiencia en la Cámara de Apelaciones que definirá si el cura puede ser juzgado.

Ingrid Figueroa (32), quien a fines de 2018 denunció al cura Moisés Pachado por abusar sexualmente de ella cuando tenía 9 años, habló con El Esquiú Play sobre la situación actual de la causa, indicando, además, que hay 6 mujeres más a la espera de que la Justicia se expida sobre su caso para radicar sus denuncias por abuso sexual contra el religioso. “Ellas están esperando ansiosas para saber de este fallo y tener la posibilidad de realizar la denuncia”, aseguró. 


Recordemos que se aguarda la audiencia a realizarse este mes en la Cámara de Apelaciones en la que se definirá si la causa se considera prescripta o puede ser juzgada por la Justicia.


La joven expresó que “es muy grave todo lo que sucedió, pero estaba muy naturalizado en ese momento. Hay un montón de chicas de mi edad y de un par de años menos que él manoseaba y de las que él abusaba como si nada”.


A su vez, envió un mensaje  a la Justicia: “Que tengan en cuenta que los abusos en niños son imprescriptibles, como lo hizo el juez Piovano de Belén (quien ya rechazó la prescripción de la causa). Y esto no lo digo por algo personal, sólo por mí, sino porque hay por lo menos seis víctimas más de este mismo sujeto  que están esperando ansiosas para saber de este fallo y tener la posibilidad de realizar la denuncia. Es tan difícil tomar el valor para hacer la denuncia y hablar. Es importante que puedan denunciar”.


Con respecto al camino que viene recorriendo tras haber radicado la denuncia, 21 años después de los hechos, Ingrid dijo que “no ha sido fácil, pero lo más duro lo viví en mi niñez y mi adolescencia. Esos fueron los momentos que me tocaron vivir en la vida. A partir de la denuncia comenzó un camino de amor propio y batallas muy internas, porque actualmente me encuentro en Hualfín  y tuve que volver a recuperar toda la memoria de esas cosas que estaban muy ocultas, los lugares  adonde habían sido todos los hechos y demás. Pero acá estoy peleándola”.


“Mi lucha viene de un tiempo antes de la denuncia. Desde que empecé a tomar conciencia fui una luchadora por los derechos de las mujeres y me hice activista feminista. Ahí empecé a desnaturalizar todo lo que había sucedido y empecé a mirar realmente todo lo que había pasado. Ya venía buscando información, pero la mayoría de los abogados con los que hablaba me decían esto de la prescripción. Ya casi había perdido las esperanzas de poder hacer la denuncia, por lo que sin pensar, hago la denuncia pública en la red social. Luego, asesorándome con otros abogados me dijeron que los derechos de los niños en casos de abuso sexual son imprescriptibles y que sí podía hacer la denuncia, por lo que unos días después la hice”.


“Para mí ha sido una profunda sanación, porque en el camino me fui encontrando con otras víctimas que todavía no pudieron hablar y sé de ese dolor porque también lo pasé. Algunas son víctimas de esta misma persona y otras de otros abusadores. Eso me permitió tener una cercanía y empatía con ellas y si bien es cierto que tuve altos y bajos (…)también fui tomando fortaleza y animándome a hablar cada vez más y manifestarme y es muy sanador”.


Al referirse a otras víctimas de abuso sexual expresó que  “les diría que se acerquen a grupos, porque hay agrupaciones de mujeres que las pueden acompañar de manera activa en estas situaciones. Decir ‘yo te creo’ es fundamental, porque con eso se empieza”.


Asimismo, sobre la marcha que se hizo en Belén días pasados, aseguró que fueron momentos muy movilizantes y llegó a emocionarse hasta las lágrimas, al igual que muchas de las presentes. “Es sanar entre todas y saber que estamos acompañadas (…). En el 97 era imposible pensar en hacer una denuncia pero por suerte los tiempos hoy han cambiado. Podemos hablar y sabemos que hay alguien que te va a creer, ahora la sociedad sostiene este tipo de marchas”.

La importancia de la ESI

“Hace bien visibilizar estos casos, porque se pueden prevenir. Siempre hablo de no negarse a la ESI (Educación Sexual Integral) porque eso es lo que le da herramientas a una persona para detectar estos casos. Si hubiera tenido ESI, la situación habría sido otra, me tocó tener que aprender lo que pasó en el camino, no sabía lo que me había pasado y recién de joven y adulta supe lo que había sucedido”, aseguró. 


Por último, consultada sobre cuál considera que es la pena que le cabe al cura acusado, expresó que “ni siquiera con el resto de la vida que estuviera en la cárcel pagaría por ese dolor, porque si bien hoy yo puedo poner en palabras lo que pasó, me duele mucho cada vez que aparece una sobreviviente más porque es tanto el dolor con el que hablan, que es escuchar a una nena llorando. No le alcanzaría la vida para pagar por tanto dolor y sufrimiento”

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