Si le sumamos los haberes “blanqueados”, hablamos de 350 mil pesos mensuales.
Les van cambiando el nombre a los ítems pero los senadores no dejan de cobrar un extra que supera los 200 mil pesos mensuales, aparte del sueldo. Si le sumamos los haberes blanqueados que rondaría los 150 mil pesos, hablamos de 350 mil pesos mensuales, tal vez un poco más. Lo raro es que no están viajando pero continúan el pago de viáticos. Lo que molesta más es que cuando se les pide una ayuda aseguran que “no tienen” o “no les alcanza”.
Aparte de los sueldos exorbitantes de los senadores catamarqueños y la diferencia abismal con el trabajador raso, los proyectos presentados han tenido muy bajo impacto en la sociedad. Algunos no hablan, no se les conoce la voz. Por otro lado avalaron iniciativas de “reforma” del Ejecutivo que fueron un chasco, un fracaso en la práctica. También terminaron convalidando la inserción de militantes peronistas en el Poder Ejecutivo en lugares claves donde se investigan por ejemplo los delitos contra el Estado. Cómplices.
Qué empatía puede tener un senador como Solá Jais con los belichos que van a pedirle una mano por trabajo o un problema de salud si cobra entre 350 mil y 400 mil pesos por mes. Qué posibilidades hay de que Solá Jais se ponga en el lugar del otro cuando no tiene la más pálida idea de las urgencias que viven muchas familias catamarqueñas. Con ese sueldazo, nuestros representantes se dan una vida llena de lujos en medio de una pandemia mundial.
El descaro es tal que algunos políticos en plena pandemia publicaban la parrilla llena los domingos cuando en Catamarca sobran los empleados indigentes o que ni siquiera alcanzan la categoría de pobres. De manera que frente a una situación crítica de emergencia sanitaria que devino también en económica, nuestros representantes hacen gala de lo maravilloso que les va y no se privan de colgarlo en su cuenta de Facebook o Twitter, como una suerte de burla.
Mientras la pobreza crece y las fábricas cierran, los legisladores viven en otro mundo, en las “Nubes de Úbeda”. El sueldazo que cobran no los ayuda para pisar tierra, les da lo mismo todo. Parece que se limitan a preguntar qué hay que votar y levantan la mano ciegos pensando solo en lo generoso que es el cajero con ellos. Y para ser sinceros, salvo honrosas excepciones, son oportunistas políticos que llegaron colgados en la última lista sábana sin ninguna condición para desempeñar semejante tarea.
Fuente El Aconquija
No hay comentarios:
Publicar un comentario