domingo, 25 de marzo de 2018

Urbanc recibió a la madre de una víctima de abuso eclesiástico

EL ENCUENTRO SE REALIZÓ EL MES PASADO, EN EL OBISPADO

Monseñor le pidió que no creyera en la Justicia terrenal y que le llevara a su hija para hablar.Pasaron más de dos años, desde aquel octubre de 2015, en la tranquila Belén, cuando una mujer denunció penalmente al sacerdote de su comunidad, Juan de Dios Gutiérrez, por haber abusado sexual de su hija de 16 años. Al margen del peregrinar por en la Fiscalía y el Juzgado para que se haga Justicia, comenzó a vivir un calvario pero no se rindió y creó la Asociación Latidos sin Pausa, un nodo en Catamarca de la Red de Sobrevivientes de Abuso Eclesiástico. 
El religioso está imputado por “abuso sexual con acceso carnal agravado por ser ministro de culto”. La denuncia generó voces a favor y en contra, con marchas y contramarchas, en apoyo al sacerdote y en rechazo a la denunciante y a la inversa. Por ello, la madre decidió, al tiempo, mudarse con toda su familia. 
Si bien la causa está elevada a juicio, la defensa del cura, representada por el abogado Guillermo Naváez, apeló la medida y ahora queda esperar a que la Cámara de Apelaciones se expida. En estos 29 meses, hubo intentos de diálogo por parte de las autoridades del clero catamarqueño y recién el mes pasado se concretó una reunión. 
En una charla con El Ancasti, la mamá de esta adolescente contó que luego de realizar la denuncia, se acercó parte del Tribunal Eclesiástico a su casa, con unas esquelas, dirigidas a ella y a su hija. Para esta mujer, los sacerdotes estaban informados muy bien de lo que sucedía porque sabían dónde vivían, cómo encontrarlas y sus nombres. “Nos invitaban a que en algún momento nos reuniéramos. Hubo dos comunicaciones telefónicas con la Secretaría del Obispado; se había pactado un encuentro y obviamente no fui, por el conocimiento de cómo se manejaban y porque yo no estaba en condiciones de enfrentarme y verle la cara al obispo”, recordó.
Pasó el tiempo y la mujer accedió a reunirse con monseñor Luis Urbanc, en el Obispado. La charla fue extensa y el obispo le hizo un pedido. “Me pidió –que fue lo más me impactó y me dio más fuerza para seguir- que no crea en la Justicia, que la Justicia la va a hacer él. ‘Sí creo en la Justicia aunque esté lenta’, le dije”. La mujer se sintió impactada por el pedido. Monseñor también le dijo que si se hubieran reunido antes, "hubiera sido diferente. Le pregunté cómo y me dijo que él hubiera actuado de otra manera, que no hubiéramos estado tan expuestas y que no hubiéramos tenido que huir. Le dije que traté de salvar a mi hija y de tener una vida normal, de sobrevivir. Me hizo sentir que huimos por algo que hicimos mal. Nos revictimizó”, comentó. 
En esa reunión, monseñor también le adelantó que el clero va a actuar una vez que se expida la Justicia, con su propio Tribunal Eclesiástico. “Es contradictorio porque por un lado me dice que no crea en la Justicia pero, por el otro, espera a que la Justicia se expida para actuar. También me pidió que le llevara mi hija. Jamás lo haría. ¿Para qué? Para hablar con ella, para manipularla, para hacerla sentir culpable. Quedó demostrado que no quiere enfrentar un juicio y dar la cara. Para ellos sería mucho más fácil si esto se termina, se arregle, pero no voy a acceder. Empecé pidiendo justicia y lo terminaré sola, sin el acompañamiento de la Iglesia. Ahora me siento apoyada con la Red, con la Asociación y por mi abogada, Silvia Barrientos”, manifestó.

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