jueves, 22 de abril de 2021

Gabriel Jiménez: “A los jugadores grandes la pandemia nos partió al medio”

Gabriel Alejandro Jiménez llegó en 1999 desde Córdoba a su Belén. Porque se quedó y rápidamente se hizo “su Belén”. Para muchos, marcó el fútbol del Oeste de Catamarca con jerarquía y una manera distinta de jugar. Lleva más de 20 años desde que empezó a jugar, se dio el gusto de compartir cancha con su hijo mayor, y se resiste a la idea de que la pandemia lo retire. “Voy a jugar hasta que las rodillas digan basta”, lanza entre serio y jocoso en una nota con Botineros, desde su lugar de trabajo, en la Cuna del Poncho.

La pelota le dejó recuerdos, amigos y anécdotas, además de un estilo de vida que lo mantiene vigente y con una mentalidad positiva.

¿Qué nos podés decir de estos 20 años de fútbol, y cómo sobrellevas el presente?

Pasa el tiempo rápido en el futbol, parece que fue ayer que uno empezó a jugar. Se disfrutó mucho, se cosecharon un montón de amistades, de experiencias, y con el tema este de la pandemia uno se tiene que adaptar a la nueva vida.

Para los jugadores de fútbol creo que es muy difícil porque somos personas que estamos acostumbradas al movimiento, al entrenamiento y la competición, y bueno.

En el caso mío yo quería que sea el último año o los últimos dos, y la verdad que esta pandemia me partió al medio. Para los jugadores grandes, que no nos queda mucho tiempo, no es fácil. Hay que tomarlo con calma. El año pasado me parece que fue peor que este, ahora por lo menos podemos salir a entrenar, ir al gimnasio, tratar de mantenernos en actividad, que es lo que uno toda la vida hizo, y es lo que sabemos hacer. Así que bueno aquí estamos tratando de cuidarnos y haciendo lo que no apasiona.

 

¿Cómo llegas a Belén, desde qué club?

Llegué a fines del ’99. Venía de Peñarol de Córdoba, jugué en Racing, y me salió la posibilidad de venirme para Belén. El club San Luis había salido campeón y jugaba en ese momento el Argentino B. Así que me vine, empecé a entrenar con los muchachos. Ese año se armó un buen equipo, compartí el plantel con Ricardo González, que hoy es el técnico de San Lorenzo de Alem, también vino Marcelo Cano, un excelente jugador, así que fue un año lindo. Era un torneo muy duro, el que ascendía iba al Nacional B me parece.

Y bueno, me gustó Belén, me instalé en el pueblo, y hoy por hoy soy un ciudadano más. Tengo mis dos hijos que son belichos, así que me gusta Belén, lo quiero.

El primer gol o el partido que se te viene a la cabeza, cuál es…

En ese torneo Le hice un gol a Tesorieri en La Rioja. Y hay muchos partidos, pero uno de los que más me marcó fue la final del Torneo Provincial en el año 2002. En esa época el Provincial se jugaba con lo mejor que había en cada ciudad.

Yo participé con Tiro Federal y armamos un equipo hermoso, teníamos experiencia con César Omar (Sánchez, actual presidente de la Liga Belenista de Fútbol), Gustavo Silva, Fernando Soto… y jugadores de mediana edad y juveniles. Se complementó bastante bien ese equipo y fue la última vez que Belén salió campeón del Provincial. Le ganamos a Independiente de San Antonio y fue una fiesta para todo el pueblo, lo seguían mucho y pudimos darle la alegría.

El fútbol te da muchas alegrías, son muchos partidos, pero recuerdo ese particularmente.

¿Y hoy cómo estás?

Uno nunca se retira del todo, je je. Salgo de trabajar en la mañana, almuerzo algo y a las dos y media o tres me quiero ir a hacer deporte.

No me dan ganas de hacer otra cosa. Creo que mi vida va a seguir así, siempre ligada al deporte

Y bueno ahora tengo un bebé y también voy a tratarle de inculcar la vida sana, que le guste cualquier deporte, ya sea el fútbol o lo que sea.

Quiero seguir jugando hasta que las rodillas digan basta.

 

¿La familia qué lugar tiene en todo esto?

La familia es muy importante. Yo tuve la suerte de tener a mis dos viejos que me seguían, más que nada mi papá. De chico iban a todas las canchas. Eso es muy importante para un niño, sentir el apoyo, te hace crecer, te da seguridad. Tengo el mejor de los recuerdos y trato de sacar lo mejor de ellos, que fueron incondicionales.


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