En la ciudad de Belén, una familia apostó por la reconversión del hostel en el que recibían a turistas de diferentes puntos del país y del extranjero -algo que no se puede realizar actualmente por la pandemia de COVID-19- y montaron un local gastronómico: por la tarde ofrecen meriendas y en la noche, hamburguesas. Ante la imposibilidad de alojar a visitantes, reacondicionaron las habitaciones del hostel. Desarmaron y retiraron las camas y colocaron mesas y sillas para que los comensales puedan pasar la tarde o la noche en el lugar e implementaron la propuesta gastronómica. A la tarde, de 15.30 a 19.30, ofrecen té, jugos, gaseosas, masitas dulces y sándwiches. Llegada la noche, en el lugar, se puede consumir hamburguesas tradicionales y vegetarianas caseras. De esta manera funcional el local que reabrió sus puertas el pasado viernes, aunque venía trabajando desde hace semanas con el pedido de hamburguesas vía online y entregas con delivery. Rosa Aguirre, una de las propietarias, dialogó con El Esquiú.com y comentó que la idea fue de Facundo Álvarez (31) y Yuliana Álvarez (22), dos de sus cuatro hijos. La iniciativa surgió por la necesidad económica generada por la crisis de la pandemia. Es que, Facundo y Yuliana “dependían económicamente del funcionamiento del hostel. Como todo estaba parado, menos los bares, pensamos en algo para ese lado de la comida, que es lo único que no paró en la pandemia”, según comentó Aguirre.“Se les ocurrió a nuestros hijos y nosotros los apoyamos. Desde el lunes de la semana pasada comenzaron con el tema de la reconversión. Sacamos todas las camas, los sommiers y empezó la decoración de las salas, que mantienen los nombres que tienen las habitaciones. Usamos todo lo que teníamos y se hizo una inversión en el tema de iluminación y sonido”, remarcó Aguirre. La propietaria, destacó que fue “muy buena” la respuesta que tuvo por parte de la comunidad belicha. También destacó que el pasado viernes, cuando abrieron para la atención al público, hubo “un lleno total”. Por otra parte, indicó que “se trabaja con reservas durante el día (y) se entrega una pulsera que lleva el nombre de la sala que usted reservó. El que entra, tiene que entrar con la pulsera. Tenemos todo el sistema de sanitización, termómetro de temperatura, un guardia de seguridad y un RRPP”. En cuanto a las salas, Aguirre dijo que en las mismas hay una pizarra en que se encuentran los combos de hamburguesas y bebidas disponibles para consumir. Una vez que el grupo que se encuentra la sala tiene listo el pedido, utiliza un anotador y una lapicera para dejarlo detallado y luego entregarlo en las afueras del hostel, donde funciona la cocina y la cantina. Luego, los cocineros avisan vía WhatsApp cuando la comida está lista para que sea retirada por los comensales. “Son salas privadas por exigencia del protocolo. Nadie tiene contacto con nadie, a no ser de su grupo. La idea es que no haya contacto entre gente que no son de sus grupos”, mencionó Aguirre. “Ante la presentación de la idea de los jóvenes, uno comienza a pensar en qué sucederá. Y la verdad es que fue un éxito. Es una muestra más de que los jóvenes son muy capaces, hay que confiar en ellos”, cerró Aguirre.
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