Oriunda de Antofagasta de la Sierra, Vania va a quinto grado de la escuela primaria de período especial de la Villa, y desde hace tres años se propuso hacer cumbre en el volcán, desafío que pudo cumplir el pasado 21 de diciembre de 2018.
Resulta que su papá, Aníbal Vázquez, es profesor de educación física y montañista, por lo que la pequeña está habituada a acompañar a su padre a las expediciones que organiza, y es una actividad que realiza desde temprana edad.
La expedición
Aníbal comenta que el origen de la travesía surgió cuando “hace tres años tuvimos un rescate en el Ojos del Salado, bajando un montañista español que había muerto, y da la casualidad que ahí me encuentro con una expedición rusa que estaba intentando batir el récord con otra niña llamada Alice -y agrega- cuando ellos logran hacer cumbre, Alice tenía 11 años, y Vania con 8 empezó a insistirme que ella quería ir y fuimos, pero tuvimos un problema con un integrante enfermo y un mal clima, y decidimos no exponernos al riesgo y bajamos. Después con 9 años seguía insistiendo, pero hubo mal clima toda la temporada y no pudimos salir. Y el año pasado me dice: “Papá vos me prometiste que me ibas a llevar, quiero ir”, así que dije bueno, nos organizamos, pudimos encontrar una ventana de buen clima y gracias a Dios tuvimos suerte”.
En este sentido, cuenta que la expedición, que en montaña estuvo conformada por seis personas, duró siete días: “Demoramos porque el clima no daba tregua. Fuimos por la ladera argentina que no es una ruta muy concurrida, pero tomamos todas las precauciones porque no sabíamos cómo podía reaccionar su organismo a 6800 msnm. Contábamos con oxígeno, comunicación satelital y estábamos monitoreados constantemente por una base en Belén, o sea, que nada podía fallar”.
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